Aquí estoy otra vez en el teclado tratando de postear. Bueno, con el trabajo, el mundial, el postgrado, estoy en capacidad de poner múltiples excusas por las cuales no posteé. No les voy a hablar del postgrado, ni tampoco del trabajo, pero sí de fútbol. En este mundial, como la mayoría de los venezolanos iba por Brasil, no por cuestiones de moda o tendencia sino porque desde que estaba chamo hasta la universidad me entrenaron brasileños. Uno de ellos era el Mulato Elio, a quien creo no se le ha tomado en cuenta el mérito que se merece. Cuando el Mulato jugaba en Brasil lo hizo con las glorias brasileñas del 70, de hecho cuando nos visitaron los campeones de 70 durante los ochenta, me causó gran impresión ver como mi entrenador saludaba y se abrazaba con todas esas leyendas, decían por ahí que Elio no jugó en la selección canariña porque le tenía miedo a los aviones. Ya de universitario me tocó la dicha de encontrarme con Fafá, creador de un ambiente casi mágico en cada una de las selecciones que manejó en la USB. Sin querer me enseñó más de fútbol que ninguna otra persona, sólo con su filosofía y su trato con los jugadores. Es en ese momento cuando comprendí que el futbol es más que técnica y que realmente hay que jugarlo en EQUIPO. Por cierto, con Fafá, contemporáraneo y compadre de Elio, pude disfrutar inolvidables anécdotas del futbol brasileño de los 70, jugadas de Pelé sobre todo. También fue a través de él que supe, como Elio jugaba en la punta izquierda y su compañero de ataque en la punta derecha era nada menos que Garrincha. Grandes momentos que me tocó vivir, y que valoro más a medida que pasa el tiempo.