Este artículo escrito por Eli Bravo fue publicado en El Universal el domingo pasado. Me sentí realmente identificado porque soy de los que no se siente en ninguno de los extremos ("derecha" o "izquierda"). Sinceramente se los recomiendo....
"Ojos tuertos
AUNQUE IGUAL se los tragará la tierra, no todos los muertos valen lo mismo. Dependiendo del lado que tomemos en vida, a unos se les llora y a otros se les olvida. Los civiles iraquíes muertos por las tropas estadounidenses, aunque invisibles en los medios, desatan la ira de los críticos a EEUU, los mismos que hacen mutis cuando un atacante suicida detona su carga junto a un vehículo estadounidense, y de paso le vuela los zapatos a una veintena de niños de Bagdad. Más o menos como quienes se alarman por las víctimas inocentes cuando un autobús estalla en las calles de Londres, pero no pasan del titular que informa de las miles de mujeres y niños que son asesinados por los Janjaweed en Sudán. Y es que hay muertos que duelen, conmueven o convienen más que otros. Lamentablemente, hay muertos que resultan mejor noticia o propaganda.
Ver la viga en el ojo ajeno es fácil a la hora de opinar; lo difícil es meter el dedo en el propio. Una bomba nuclear en el eje del mal es una amenaza mundial pero el arsenal de la OTAN existe por el bien de la humanidad. Al calor del debate no son lo mismo los detenidos en Guantánamo que los presos políticos en La Habana y mientras el holocausto judío ha sido condenado a escala planetaria, la desaparición de casi veinte millones de personas en el gulag soviético de Stalin es un crimen que casi ni aflora en los discursos. Asunto extraño la memoria selectiva de los líderes y los pueblos.
Este afán por una verdad a la medida se hace evidente cuando llega el momento de las consignas: ahí la efusividad siempre rima a favor. En estos días los jóvenes de izquierda denuncian el imperialismo estadounidense, sin mencionar la ocupación rusa en la Europa del Este, de la misma forma que los chicos de derecha abominan la inmigración que les roba el trabajo en casa, olvidando que primero fueron sus países los que amasaron un botín en ultramar. Claro que nadie quiere ser voluntario a la hora de ahorcarse con la soga de la historia, pero al menos un poco de respeto por la propia ignorancia se debería tener.
En estos tiempos de pasiones manipuladas mediáticamente, inflar los ánimos es muy buen negocio. Desde siempre el mundo ha tenido expertos del exterminio en nombre de Dios, salvadores de la humanidad que se desviven en retórica satanizante, liberadores de los pueblos que construyen una cárcel para su gente, propiciadores de milagros que se llenan los bolsillos con sus recetas. Pero ahora existen los medios para vender quimeras al por mayor y a escala global. Así que los charlatanes de alto calibre y sus seguidores tienen una magnífica oportunidad de vendernos una sola cara de la moneda. Nunca faltan los que quieren hacernos ver el mundo a través de sus delirios, y sobran los que están dispuestos a comerse el cuento.
elibravo@bellsouth.net "
martes, agosto 16, 2005
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